martes, 29 de julio de 2014

Réquiem por un nogal casi centenario.


El nogal en su rincón. Imagen cedida por ©Guiarte.com
No sé si conocen Revilla. Es un pueblín de la Cepeda baja, el único situado a la derecha del  río Tuerto.

Tuvo épocas mejores en cuanto a población. Ahora en los inviernos solo lo habitan 4 almas y son inmigrantes.  Eso sí, en verano la población se “triplica”. Sus casas son las típicas de tapial, sólidas y frescas. Algunas se han ido restaurando y  hasta hay un par de ellas de nueva construcción.  Cada una al estilo de cada cual, las hay  que da gusto verlas y las hay que descomponen el paisaje. Todo vale por que el ayuntamiento en estas cosas no se mete. Casi una metáfora de La cepeda.

Paseando por Revilla destacaba eseguida el gran nogal. Sano y fuerte ocupaba el centro del pueblo, dando carácter de plaza a un rincón de la calle Real. No estorbaba el paso ni molestaba a nadie. Al contrario, los más viejos del lugar se recuerdan comiendo sus nueces y disfrutando de su buena sombra. Monumento y testigo del devenir de sus gentes en los últimos ochenta años.

Pero llegan las elecciones municipales. Y se van a asfaltar 2 de las 4 calles del pueblo. Pues bien, la víctima propiciatoria de tan loable obra pública ha sido el nogal casi centenario, arrancado de raíz por orden expresa del Sr. Alcalde.

Seguro que se aducirán razones técnicas y seguro que no serán más que excusas para justificar la falta de voluntad para conservarlo. Conservar en lugar de destruir. E incluso aprovechar  las obras para crear un rincón acogedor donde reunirse los vecinos. Con un mínimo presupuesto. Solo hacía falta una pequeña zona ajardinada alrededor, un banco de piedra que lo circundase, dos bancos donde sentarse por las tardes de invierno a la abrigada… En fin cualquier cosa menos ese triste final para ese monumento natural.

Hace poco Tomás Álvarez, cepedano y periodista, se quejaba en un artículo de las políticas que ha llevado a esta comarca a la despoblación actual. Y terminaba diciendo “Hacen con nosotros lo mismo que los fenicios cuando llegaban a Iberia y entregaban a los naturales espejitos a cambio de estatuas de oro”. Y yo añado que a veces los espejitos los regalan en el mismo ayuntamiento.

El nogal recién derribado por la retroexcavadora. © Isidro Alonso

Así que si tienen tiempo y ganas acérquense a Revilla, pregunten por el lugar que ocupaba el nogal y póngale unas flores. Como a las personas muertas en accidente. Será un bonito homenaje a un gran árbol y de paso a una comarca bella, olvidada y moribunda.

P.D.: ARCÓ ha presentado una QUEJA FORMAL ante la Corporación Municipal de Villamejil y ha solicitado explicaciones sobre esta decisión que evidencia una falta absoluta de conciencia medioambiental, urbanística y etnográfica.


Situación del nogal en el centro del pueblo. Imagen del SIGPAC.